De cálido corazón y espíritu aventurero,
De cálido corazón y espíritu aventurero, guiado por el canto de la sirena, guiado por la astucia de su paladar, llega el bandido de parral, a poner sobre la mesa de sus comensales el honesto, arraigado, familiar, peculiar y quizás exótico sabor, de la mágica e inspiradora costa mexicana.
Valorando y dignificando cualquier palapa al pié del mar, el Bandido llega a robarse el aliento de todas y todos los amantes de la indulgencia culinaria, brindando ese antídoto marisquero y cantinero que todo mexicano tenemos como parte de las necesidades básicas, cada vez que añoramos el mar, cada vez que queremos salirnos de la intensidad del ruido de claxons, banquetas, carros, y mágicamente transformarlos en olas, chelas, coctelitos, unas tiritas de pescado o un pescadito zarandeado para lograr llegar al equilibrio perfecto entre el sabor, la calidad y la universalidad.
Es aquí cuando el primo pícaro de Puntarena converge con la propuesta en un contexto coloquial de estas cálidas regiones en las cuales todos hemos sido cómplices de atardeceres inolvidables acompañados de amigos, familias y compadres.